La identificación antropomórfica de la casa como un cuerpo con cara y espalda, aludida en otras entradas, opera igualmente como respuesta de implantación frente al ruido, ofreciendo la espalda a la fuente de la agresión y preservando el frente con la sombra propia.
La búsqueda del silencio fue el principio generador de la ordenación del complejo SKYLINE de 76 viviendas en El Encinar de los Reyes.
Situada la parcela en una zona de ciudad jardín residencial, al límite de contacto con la autopista M-40 de circunvalación urbana, fue decisivo este esquema de disposición de edificios para crear una barrera acústica en el límite externo de la parcela (por donde discurre el vial interno de acceso a los garajes de aparcamientos) preservando los frentes de los edificios y el propio jardín de este efecto nocivo.
La disposición de los cinco bloques formando un hemiciclo, consigue dar la espalda al ruido y crear un vacío central donde creamos un jardín con el de generar un remanso de paz al que abrir las viviendas.
La baja edificabilidad de la parcela permite distribuir las 76 viviendas en 5 volúmenes de 3 plantas, asentándose sobre la topografía, dispuestos en los bordes. De esta manera se preserva un gran vacío central ajardinado. La respuesta ante la proximidad de la autopista y la apertura de las viviendas, a través de terrazas, hacia el jardín y las mejores orientaciones, decantan la imagen dual con piel de hormigón y madera.
Las fachadas de espalda son rectas y con su superficie ranurada para asumir la reflexión y refracción del sonido. En cambio, las fachadas del frente (las mejor orientadas) se escalonan y derraman en ampliar terrazas abiertas al jardín.
En el interior de las viviendas, las estancias se ubican sobre la fachada frontal y los distribuidores, aseos y cocinas se mantienen sobre la fachada posterior. Todas las zonas de los servicios resultan con ventanas que se protegen a su vez con una celosía de madera (susceptible de abatirse) que contribuye a la protección acústica.
En el caso de 375 viviendas en Las Tablas, la estrategia acústica consistió en ordenar una doble cinta edificada en el perímetro de la parcela. Los frentes de las viviendas recaían bien sobre la calle, más expuesta acústicamente, o bien sobre el patio de manzana, que queda protegido por el propio edificio.
Las viviendas exteriores protegen a las interiores y ambas convergen, por sus espaldas, a lo largo de una estrecha calle patio donde recaen baños y cocinas (todos con ventana) y se producen los núcleos verticales y accesos mediante unas pasarelas de vidrio que conectan cada 4 viviendas.
Las terrazas, aunque aparentemente iguales, cumplen un cometido levemente diferente. En las viviendas recayentes a calle, son más estrechas y alargadas y sus celosías contribuyen eficazmente a su protección acústica. En cambio, las terrazas al patio de manzana son más profundas y plenamente estanciales. Aquí, el papel de las celosías móviles está más relacionado con la regulación de la intimidad reciproca entre las viviendas recayentes a patio.